La disrupción industrial


Según la Real Academia Española (RAE) la palabra “disrupción” hace referencia a “Rotura o interrupción brusca”.
Esto en términos generales, hace referencia al cambio que, desde hace unos años, estamos viviendo y afecta a la manera en la que percibimos el mundo. Las empresas, los gobiernos y las personas nos enfrentamos a cambios que hace unos años nos parecían impensables: la robótica, la inteligencia artificial, los drones, los medios de transporte autónomos… Y así, una lista casi sin fin.

Esto ha generado la famosa disrupción que ha obligado a todos los agentes a re-definir la forma en la que actuamos: el futuro de la fuerza laboral, los patrones de consumo, la salud, los recursos naturales y el mundo urbano en su conjunto.

¿Cuál es el origen de la disrupción?

La primera teoría acerca de la innovación disruptiva, fue publicada en la revista de la Universidad Harvard Business School por el profesor Clayton Christensen, en 1995.

Christensen escribió acerca de las “tecnologías disruptivas”, ya que los ejemplos más visibles de disrupción se encontraban en el área de tecnologías de la información. No obstante, el marco del análisis de la disrupción pronto se extendió de la tecnología a la innovación, ya que este fenómeno de la disrupción no solo se trata de avances tecnológicos, sino que también puede surgir de otras innovaciones, como nuevos modelos de negocios o procesos de producción.

Pero… ¿Y en el caso de la Industria?

En el caso concreto de la industria, la disrupción de la innovación pasa por la convergencia de algunas de ellas, con el objetivo de que las organizaciones cumplan con sus objetivos de negocio, al diversificar sus riesgos, generar nuevas fuentes de ingresos u obtener mayor control sobre las cadenas de suministro.

Esto hace que se reconfiguren los negocios, a través del uso de las nuevas tecnologías: comunicación M2M (machine to machine), la integración de los sistemas, la nube como recursos de almacenamiento y computación, los robots colaborativos, la fabricación aditiva, la Inteligencia Artificial (IA)…etc.
Todo ello ha propiciado a la generación de nuevos modelos de negocio que se acercan a las necesidades de los usuarios o las empresas, disparándose un mundo de posibilidades para la industria.

Las oportunidades para sustituir plataformas digitales con ecosistemas físicos en el mundo impulsan la convergencia.

Y eso no es nada nuevo, sólo hay que retroceder algunos años y observar, por ejemplo, la innovación disruptiva que permitió que los automóviles desplazaran a las carrozas. Esto no fue el motor de combustión interna, sino la producción en cadena, la cual permitió la producción de automóviles de buena calidad a precios accesibles.

El ADN de la disrupción en las empresas

Sólo tenemos que pararnos a observar cómo algunas empresas han aprovechado la disrupción para generar nuevos modelos basado en el nuevo consumidor.

Netflix, Amazon, Uber o Airbnb, son claros ejemplos de cómo han utilizado la disrupción para crear nuevos modelos de negocio sostenible y adaptado a las nuevas tendencias de comportamiento y consumo de los usuarios.